Villajoyosa con los 5 sentidos: más allá de lo que los ojos ven

Cuando viajamos a un lugar solemos centrarnos en lo que observan nuestros ojos, en aquello que capta la atención de nuestra vista. Sin embargo, los lugares, para conocerlos de verdad, hay que vivirlos con los 5 sentidos. En el caso de Villajoyosa, en la Costa Blanca, es el propio pueblo el que te lleva a ello. Vamos a conocer los distintos atractivos de Villajoyosa explorando las sensaciones que este pueblo nos ofrece.

Vista

Comenzamos con el sentido más evidente para la mayoría: la vista. Afortunadamente, Villajoyosa se puede observar en tecnicolor. Y es que sus casas de colores son la seña de identidad del pueblo y uno de sus grandes atractivos. Las más famosas son aquellas que se encuentran frente a la playa, en la calle Arsenal y el paseo Dr. José M Esquerdo. Sin embargo, este hecho va más allá de la fachada, en sentido figurado.

Un paseo por el casco antiguo de Villajoyosa sirve para comprobar que su colorido se extiende por numerosas calles e invade decenas y decenas de casas. Este está considerado conjunto histórico-artístico, por lo que las casas deben pintarse de su color original, sin variaciones.

Y es que, aunque hoy en día esto de las casas coloridas se considere muy instagrameable, no pienses que aquí se han pintado para llamar la atención de sus visitantes. Esto tiene su razón y origen en la historia y vida de Villajoyosa, un pueblo marinero.

Hay varias teorías al respecto. Una de las más aceptadas dice que los marineros pintaban sus casas de colores distintos para poder diferenciarlas desde el mar. Si se fijaban bien y veían colgada de los balcones una prenda blanca, significaba que había buenas noticias, mientras que el color negro era símbolo de que una tragedia había acontecido en tierra firme.

Olfato

Dicen que el olfato es el más ligado a nuestras emociones, el que mayores recuerdos evoca y, sin embargo, al que menos importancia le solemos dar. Villajoyosa me recordó su valor de noche, mientras volvía tranquilamente al hotel. Algo en mi mente de persona golosa se encendió, y entonces me di cuenta: las calles olían a chocolate caliente.

Este olor me hace sentir en casa, me inspira familiaridad, paz, buenos (y deliciosos) momentos. La razón de que este olor haga presencia aquí es porque en La Vila (como popularmente se le llama a Villajoyosa) se elabora chocolate desde el s. XIX.

Aunque antes eran muchas más, en la actualidad siguen en marchas tres fábricas de chocolate: Chocolates Valor, Chocolates Clavileño y Chocolates Pérez. El dulce olor que se desprende de ellas nos lleva al siguiente sentido…

Gusto

El olor a chocolate seguro que te abre el apetito. Pero para valorar bien los sabores, primero hay que saber cómo se hacen. Así que lo mejor es visitar una de las fábricas de chocolate de Villajoyosa. Nosotros realizamos el recorrido gratuito que ofrece Chocolates Valor por su Museo del Chocolate y parte de la fábrica. De lunes a sábado puedes reservar plaza en esta visita guiada a diferentes horas. Por cierto, termina con una pequeña cata de chocolate en la tienda de la fábrica, para que te puedas llevar a casa todas las tabletas que quieras.

Si no eres goloso, no te preocupes, La Vila tiene más sabores para ti. Algunas opciones son los de la pebrereta (plato elaborado con pimientos verdes, calabaza, tomates maduros y sangantxo, una parte del atún), el espencat, también elaborado con verduras y pescado (en este caso bacalao), y el arròs amb llampuga, pescado también conocido como dorado.

Oído

En Villajoyosa, el oído hay que afinarlo para captar sus matices. Aquí no hay grandes estridencias ni música a todo volumen, ya que se trata de un destino de la Costa Blanca muy familiar, con una tranquilidad que contrasta con el bullicio de su vecina Benidorm.

Por eso, mi sonido favorito de Villajoyosa es el de la playa en calma: el sube y baja de las olas, las gaviotas que pasan volando, el suave aire… Aunque no siempre es del todo así, ya que su pacífica playa se convierte en un escenario lleno de sonido durante su fiesta de Moros y Cristianos. Cada madrugada del 28 de julio se produce la Noche del Desembarco, cuando las tropas moras llegan a la playa de Villajoyosa, que los cristianos tratan de defender a golpe de trabuco.

Tacto

Por último, para experimentar Villajoyosa con el tacto, os propongo que comencemos con los pies. ¡No hay mejor sensación que caminar descalzo por una playa de arena fina, sintiendo cómo de vez en cuando las tranquilas olas del Mediterráneo te alcanzan!

Y para seguir notando la naturaleza, una ruta de senderismo nos puede llevar a uno de los pocos pinares que se conservan cerca de la costa. Para ello, se puede hacer la llamada Volta a El Cantal, que pasa por la mismísima frontera entre los reinos de Aragón y Castilla.

Pero no te creas que solo la naturaleza se puede tocar: también la historia. ¿No te lo crees? Dirígete a la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, en el casco antiguo, y busca entre los sillares que la forman. En una de las piedras, podrás leer con los dedos dos nombres: Alfio Zósimo y Ulpia Diofanes y, más abajo, un mensaje: Sit tibi terra levis, «que la tierra te sea leve». Acabas de encontrar una tumba funeraria del s. II, cuando Villajoyosa aún era territorio de la Hispania romana.

Espero que este recorrido por los atractivos de Villajoyosa a través de los 5 sentidos os haya gustado, y os animo a que la visitéis para experimentarlo por vosotros mismos. ¡Seguro que descubrís más sensaciones!

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